1985
Travesía a Lago Titicaca, Isla Amantaní
Isla Amantí, Lago Titicaca, Perú
Aquella imposibilidad de un punto de observación absoluto en la travesía a Juan Fernández nos conduce al Lago Titicaca, como imagen en el sentido matemático de función, movimiento de elementos de un dominio a otro; del océano al continente.  Buscamos la extensión pura de un espejo donde instalar al observador, para ello se asume el espacio en profundidad y nos encontramos yendo a través e inmersos en el espacio de la trayectoria de Valparaíso a Puno.  Vamos de la luz templada de la zona central al blanco del norte, desde ahí subimos hacia Puno pasando sobre los 5.000 mts, de altura y bajamos al continente del lago a 3.800 mts. La luz del Altiplano urde el negro, el negro viscoso de las sombras. Los cuerpos en el espectro de esta altura quedan tarjados entre un énfasis de la luz quemante y el frío del negro denso de las sombras. Es una breve aproximación al negro cósmico de la vertical, pero en un umbral donde los colores vibran entre iluminación y eclipse.
Ir a través de las gentes. Puno
La embajada peruana en Santiago olvidó avisar nuestra llegada a Puno (o bien la Cancillería en Lima); nuestra presencia desata una crisis de recelo entre las instituciones y de estas con nosotros, además somos chilenos (y estamos detenidos) nos dice un joven teniente de la Armada: «ustedes olvidaron, porque ganaron, pero nosotros no». En realidad, planteado así es otro modo de registro histórico: un presente, para nosotros un pasado. El general sentado en medio de dos coroneles nos reprocha la soltura de disponer de la ciu-dad siendo extranjeros, descalifica los permisos otorgados por otra institución a la cual ha ordenado un sumario. Los pasaportes están en el Obispado, (¿quiénes somos?) pero nadie abre allí, el ejército ha cerrado la radio del obispado; descubrimos que nos hemos metido en el centro del tifón: Seguridad. Finalmente, desde Santiago el embajador aclara nuestra situación, quedamos en libertad, pero vigilados.
Isla Amantaní
Dirigimos nuestros discursos a las autoridades de la isla a quienes donamos la obra, estamos frente a los mayorazgos con sus huascas jerárquicas: Albino Quespe Yucra, Aurelio Juli Pacompia, Nemesio Julio Mamani, Juan Mamani Cari, José Juli Pacompia, Santos Mamani Cari y Pedro Mamani Juli. Estamos frente a esas gentes silenciosas que habitan la pulcritud de un pasado incaico, las que hoy se invisten de Gobernador, Alcalde, Juez de Paz, todos cargos administrativos incompatibles con la infinita distancia de sus miradas. Y nosotros les estamos entregando una obra que se inicia desde la totora concebida como elemento neumático y sobre esa base cuatro poliedros platónicos.
Orden Arquitectónico
Se abre el debate acerca de si una construcción flotante, que gira en torno a un anda – sin orientación – es o no arquitectura. La respuesta a nuestro parecer está en la lógica interna de la travesía. Se trata de un observatorio arquitectónico, un punto firme en los requerimientos de la observación, por lo tanto, es la extensión que da cabida a ese acto. El punto crítico, del debate, es acerca de la orientación, pues cualquiera orientación es no tenerla. El quid es dejar de discutir la orientación en la extensión horizontal y pensar que la vertical no se extiende, sino que se convierte en eje. En ese plano la orientación se anula y se vuelve rotación. Ver América desde una celosía es una problemática de distinto género que la tradicional que trata las relaciones de extensión entre vacío central y perímetro. o. Precisamente la virtud de una celosía es la de mediar entre el ante y el adentro neutralizan do el sentido sitial de una posición. Llámesela posición cero porque en cuanto neutral la abstracción comparece en la coincidencia del ante y el adentro. Cuando ambas se hacen simultáneas y parecen anularse, ambas valen cero. La obra, tamaño capilla Pazzi, tiene la peculiaridad de’ la celosía tetraédrica que unifica lo técnico y lo espacial simultáneamente, al modo de los vuelos tetraédricos de las banda-das (ver a Graham Bel I), Lo propiamente técnico es la conversión de las energías en arreglos estructurales de poliédros abiertos. Los estudios técnico-espaciales se realizaron en modelos estereométricos de alambre con estancos de láminas plásticas transparentes. El problema consistía en la construcción de una Iínea de flotación precisa al estar sumergidos en agua. Para promediar la fluctuación entre «Boyancia» y peso real de los modelos se recurrió al fenómeno de la interfase. Consiste éste en el efecto de sujeción en torno a una barra de alambre. que ejerce la tensión superficial del agua, a esta escala precisa. De este modo un exceso de empuje es contrarrestado por un arabesco de barras en celosía. Se obtiene así un ancla de superficie, cuyas nociones fueron consultadas al físico Prof. Carlos Werner (U.C.V.). La obra funda un punto de observación de la platitud y hace recaer la observación en la luz de sí misma aproximando lo sensible a su propia arboladura. Pues un paisaje se agota en su propia continuidad.